El hombre detrás de la calcomanía

Por Oswaldo Osorio

Al cine muy pocas veces se le da bien contar historias sobre héroes o íconos de la historia, más aún si hay un gran presupuesto y un director de Hollywood de por medio. Por lo general se cae en reduccionismos idealistas o lo resuelven todo con una serie de anécdotas. Pero esta película es una afortunada excepción. La historia de Ernesto “Che” Guevara (desde la noche que conoció a Fidel Castro hasta el día de su muerte) es tratada por Steven Soderbergh con honestidad y audacia. La honestidad está en su aproximación sin artificios a esta figura histórica, y la audacia en plantear un relato sin concesiones comerciales, estar hablada en español y su larga duración son las principales pruebas de ello.

A pesar de sus prometedores inicios, Steven Soderbergh parecía que se había acomodado en la última década haciendo complacientes piezas llenas de estrellas y vacías de sentido, como la saga de La gran estafa, por ejemplo. Sin embargo, sorprende la temeridad y seriedad con que planteó este proyecto de largo aliento: Una película de casi cuatro horas y media que se vio obligado a dividir en dos para su distribución: Che, el argentino y La muerte del Che.

Soderbergh, quien escribió el guión basado en las memorias del Che, se concentra en hacer un retrato mesurado y sugerente. Por eso, más que de sus hazañas, como lo han hecho otras tantas películas que han contado su historia, esta cinta da cuenta de su actitud ante ellas, del carácter sereno de este hombre y sus lúcidos fundamentos ideológicos. De ahí que lo más sobresaliente del filme es que no sucumbe a idealizar al héroe, tampoco a hacer apologías ingenuas y mucho menos a reducirlo todo a anécdotas ni a explotar las posibilidades que dicha historia tenía como cine de acción.

De la misma forma, aunque se trata de una película enmarcada en un contexto histórico y con una importante carga ideológica, no le interesa seguir fielmente la línea argumental de los acontecimientos históricos, ni tampoco definir lo que es la revolución con contundentes citas, discursos o imágenes simbólicas. Todo el sentido político e ideológico es capaz de sugerirlo a partir de gestos, de actos cotidianos y diálogos triviales. Elementos que son armados a partir de una narración sin afanes y sin recursos grandilocuentes, una armazón que tiene su ajustado amarre con la interpretación de Benicio del Toro, quien le otorga la naturalidad y credibilidad necesaria a la historia y al personaje.

En esa mirada que hace el director de la historia y en su relato sin premuras ni efectismos, toda la cinta mantiene su unidad. Aún así, es posible diferenciar claramente las dos partes: mientras que en la primera utiliza recursos narrativos más explícitos con la construcción de la historia, como el flash back y la narración en off, en la segunda el relato se hace más austero. Esa diferencia tal vez tiene que ver con que, por la naturaleza de los acontecimientos, la primera parte, que es sobre el triunfo de la revolución cubana, está definida por un tono de esperanza, fraternidad y gloria, mientras que en la segunda, que da cuenta de la formación de la guerrilla boliviana, su tono es de desconfianza, pesimismo y derrota.

Este contraste contribuye a dimensionar aún más este retrato, tan sólido como sutil, logrado gracias al talento de un actor y la inteligencia de un director. Un retrato que trasciende el mascado ícono, reproducido en millones de camisetas y calcomanías, que realmente ya no le dice nada a nadie.

Publicado el 18 de julio de2010 en el periódico El Colombiano de Medellín.

FICHA TÉCNICA

Dirección: Steven Soderbergh.
Género: Biopic, drama.
Guión:
Peter Buchman; inspirado en "Pasajes de la guerra revolucionaria" de Ernesto "Che" Guevara.
Producción: Laura Bickford y Benicio del Toro
Música: Alberto Iglesias
Fotografía: Peter Andrews
Reparto: Benicio del Toro, Demián Bichir, Santiago Cabrera, Elvira Mínguez, Jorge Perugorría, Edgar Ramírez, Victor Rasuk, Armando Riesco, Catalina Sandino Moreno, Rodrigo Santoro, Unax Ugalde, Yul Vázquez.
USA, Francia y España - 2008 - 262 min.  

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