Las batallas contra el sistema

Por Oswaldo Osorio

El deporte en el cine es un tema recurrente al que poco le falta para ser un género. De hecho, es posible identificar un esquema general en la mayoría de las películas que abordan este tópico. Esta es una cinta sobre el béisbol, pero nada tiene que ver con ese esquema, todo lo contrario, de béisbol vemos casi nada, porque lo que le interesa a esta historia es contar eso que está por fuera del deporte más amado y de mayor tradición en Estados Unidos.

Y justamente por eso es significativa esta película, porque relata la historia de vida del hombre que cambió el béisbol, pasando por encima de tradiciones centenarias y poniendo en evidencia (nuevamente) que lo que para los fanáticos es amor y pasión, para los dueños del deporte es un negocio en el que el aspecto deportivo se ve doblegado por el mercado y donde el que gana no siempre es el que mejor juega sino el que más tiene.

Billy Beane es el director general de los Oakland Athletics, un equipo chico que siempre estará en desventaja ante los grandes clubes y sus transacciones millonarias. Aunque Billy cree que puede hacer un gran equipo con poco, pero para hacerlo debe romper las reglas y ver de otra forma este deporte. De ahí surge la fuerza de esta historia, porque esos hombres que luchan contra el sistema y que ven lo que otros no, siempre protagonizan historias atractivas, idealistas y con las que el espectador tiende a identificarse y a complacerse, aún sin importar que la empresa fracase.

Así que la batalla que nos presenta esta cinta no es en el campo de juego, sino en las instancias administrativas del béisbol de grandes ligas a principios de este siglo. Es el conflicto entre la tradición de manejar este deporte a partir del supuesto conocimiento que da la experiencia y la intuición, frente a la idea de tomar decisiones con base en lo que dicen las estadísticas y lo trazado por un programa de computador.

Todo esto suena muy aburrido, y más aún si uno no sabe nada de béisbol. Pero no ocurre tal cosa, pues el director (y el mismo Brad Pitt) sabe imprimirle la intensidad dramática suficiente a la lucha contracorriente en la que se embarca este hombre con su asistente. Por eso no necesariamente hay que saber de béisbol, porque se trata de un relato sobre un visionario y su determinación para cambiar el sistema. Y aún así, está muy alejada de ser una melosa historia de superación y camino al triunfo.

No es que se trate de una gran película, pero de acuerdo con sus intenciones y el tipo de historia que cuenta, es un relato construido con solidez, que nos presenta a unos personajes dotados de la fuerza suficiente para creerles e identificarnos con ellos y que plantea una idea de fondo con mucho sentido, la cual habla de esas batallas que se deben de dar en la vida, no importa si la derrota está más asegurada que la victoria.

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