Caliente, frío y templado

Oswaldo Osorio

Tres historias, tres mujeres y tres regresos, de eso se trata esta película peruana coproducida con Colombia. Desarrolladas en tres regiones y climas del Perú, a pesar de tener temas muy distintas cada una, sin duda se evidencia un mismo tono y estilo, el tono es el de un relato que quiere hablar de emociones humanas pero de forma sugerida y el estilo es una mirada atenta a los sentimientos de unos personajes, enfatizados por las particularidades de sus entornos traducidas visualmente en luz y encuadres.

La construcción de las tres historias tienen la misma lógica: son protagonizadas cada una por una mujer y algo en su vida cambia por el regreso de un hombre, ya sea un tío, un exnovio o un hijo. Este regreso desata una serie de nuevos sentimientos o recupera otros ya olvidados, y las transforma, de manera momentánea o definitiva.

La primera historia es la de una adolescente en pleno despertar sexual. Con la llegada de su tío esas pulsiones se incrementan y comienza un juego de acercamiento y seducción entre ambos que la directora logra con naturalidad y verosimilitud. Todo ese juego va dirigido al inevitable encuentro final, una escena con una tremenda fuerza que pone de manifiesto una serie de sentimientos opuestos y ambiguos. Un solo plano para dar cuenta de un momento crucial en la vida de una joven, el cual da fin a la historia pero inicia la vida de ella.

El segundo relato es sobre una mujer que tiene dificultades para quedar embarazada. El frío y gris paisaje sirve de contexto propicio para su siempre opaco estado de ánimo. El espectador sospecha que algo le ha pasado a esta mujer, que algo le falta, que algo hay roto en ella. El secreto se revela cuando se reencuentra con un hombre con quien al parecer compartió un momento importante de su vida. Es la menos interesante de las tres historias, pero de todas formas, al final, da cuenta de manera contundente ese sentimiento de pérdida que embarga a la pareja y las severas consecuencias que este ha tenido para sus vidas.

Finalmente, una mujer que vive en la sierra recupera a su hijo tras algunos años de estar encarcelado. Es el relato más parco a la hora de hablar de esos sentimientos y relaciones que hay entre los personajes, y aún así, es el más claro de todos. La relación de una madre con el hijo "calavera" se pone aquí de manifiesto con esos poderosos e invisibles hilos que los une, poniendo en evidencia la universalidad de ese sentimiento. El desenlace es el esperado, el inevitable, pero eso solo reconfirma unas contantes propias de la naturaleza humana, que nos son mostradas aquí de forma elocuente y sutil.

Publicado el 14 de diciembre de 2014 en el periódico El Colombiano de Medellín.

 TRÁILER

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