Oswaldo Osorio

Buena parte de la industria del cine actual está soportada en el cine de acción. Sin embargo, era un género que hace treinta años no existía, pues la "acción" era solo una complementaria parte de otros géneros como el thriller, la ciencia ficción o las aventuras. Pero con Rambo, Terminator y Duro de matar se establecieron las bases del género que ahora es casi inseparable de otros tan actuales como las películas de súper héroes, que es el otro gran rubro de la industria de hoy.

La característica esencial de este cine es que la acción es un fin y no un medio, es decir, todo tiende a supeditarse a este componente (incluso los otros géneros), por eso la mayoría son películas de usar y tirar, sin ningún valor cinematográfico más allá del entretenimiento. De ahí que en estos productos (que resulta más preciso llamarlos así) desfilan impunemente personajes estereotipados, argumentos insustanciales y situaciones forzadas y hasta inverosímiles.

No obstante, hay algunas películas que se esfuerzan por salirse de este esquema y, sin dejar de lado la acción como un componente esencial, elaboran con inteligencia y solidez los demás elementos del relato cinematográfico. Este es el caso, que no tanto de la franquicia, pero sí de esta última entrega de Misión imposible: Nación secreta (2015), la quinta luego de casi veinte años de haberse estrenado la primera, y aún así supo, no solo mantener el interés, sino hasta renovarse sobre su propio esquema.

Esta renovación corre por cuenta, incluso, de sacrificar un poco la acción misma. Si bien hay algunas buenas secuencias de acción, el énfasis está puesto en la trama de espionaje y en la construcción y confrontación entre los personajes. Esta vez Ethan Hunt no es tanto el héroe que todo lo sabe y todo lo puede, sino que está lleno de limitaciones y hasta debilidades. Mientras el villano fue concebido con gran sutileza y verosimilitud, además como la contra perfecta: otro espía, pero más inteligente y sin escrúpulos. Y esta confrontación fue finamente aderezada con la inclusión de un personaje femenino que funge como heroína y villana alternadamente.

De hecho, el núcleo de la franquicia, esa gran secuencia milimétricamente planificada y soportada en el uso de la tecnología en la que ejecutan  una "misión imposible", fue un poco desestimada, tanto en su elaboración como en su resultado. Es decir, sus realizadores tuvieron la audacia de contrariar ese elemento que ha definido su propio esquema desde la misma serie televisiva, que estuvo al aire entre 1966 y 1973.

Además, hablando desde el componente industrial del cine, no cabe duda de que una de las personas más importantes de las últimas dos décadas es Tom Cruise, la última gran estrella de Hollywood a la manera clásica. Como productor y héroe incombustible del cine de acción ha sabido sacar adelante lo impensable: que luego de una quinta entrega de una saga de acción uno quiera ver más.

Publicado el 2 de agosto de 2015 en el periódico El Colombiano de Medellín.

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