O el cine infantilizado

Por Oswaldo Osorio

ImageHubo un tiempo en que el cine comercial, en Hollywood especialmente, era el que ahora consideramos como el cine clásico. Los grandes estudios y los directores con talento no diferenciaban mucho entre una película comercial y una con altas cualidades cinematográficas, aunque sí distinguían el cine para adultos del que era hecho pensando en los niños. Tal situación, probablemente desde los primeros éxitos de Lucas y Spielberg, ha cambiado radicalmente, y esta nueva película de los hermanos Wachowski es la mejor prueba de ello.

Los mismos realizadores que se atrevieron a darle un giro al cine negro haciendo que lo protagonizara una pareja de lesbianas (Bound, 1996) y que cambiaron el cine de acción reciente con la saga de Matrix, ahora crean un producto, que si bien parece tener esas mismas intenciones de llevar el cine a un nivel inédito en el aspecto visual y cinemático, en su argumento y concepción de fondo es una película que hunde aún más a la industria del cine en un desconcertante proceso de infantilización. 

Esta idea de que el cine se está infantilizando, se refiere a que ahora el cine comercial, ése que es visto por millones de personas, que marca tendencias y se institucionaliza en el inconsciente colectivo como el cine por definición, es un cine que se está haciendo cada vez más con las características de aquel que es hecho para adultos pero sin la supuesta madurez y complejidad que deben tener éstos. Es decir, el punto no es menospreciar al cine infantil, que puede ser muy inteligente y cumplir cabalmente con sus objetivos (Toy story, Happy Feet y El gigante de acero son buenos ejemplos de ello), sino que la idea es identificar en el cine dirigido para las grandes audiencias (cuya edad principalmente está entre 17 y 25 años) ciertas características recurrentes, como la preeminencia del factor entretenimiento, la tajante división del mundo entre buenos y malos o ganadores y perdedores, la levedad de las ideas, las moralejas elementales, el privilegio de la factura y el efectismo por encima del uso ingenioso del lenguaje, ente muchas otras cosas. 

Meteoro tiene todas estas características. Si bien es cierto que es un película que resulta de la adaptación de una serie animada japonesa de los años sesenta y que está pensada, según sus realizadores, para una audiencia familiar, lo cierto es que toda la propuesta parece asentada en dos elementos que normalmente son secundarios en el cine: el color y la vertiginosidad. Por lo demás, se trata de una historia maniquea y elemental, cargada de lugares comunes, humor fácil y  pulcro sentimentalismo. Es verdad que normalmente no se debe esperar de este tipo de películas ni profundidad en sus ideas o inteligencia y originalidad en su construcción, pero justamente ése es el punto, que ya se acepte que el cine masivo se esté descerebrando cada vez más y lo reduzca todo a velocidad, efectos especiales y entretenimiento fugaz. Porque además se sabe que este tipo de cine es el que están buscando los grandes productores, porque saben que las películas que ponen a pensar al espectador hacen que éste se demore más en volver a los teatros.

Meteoro puede ser una película entretenida y que trató de llevar a un nivel diferente el uso de la animación en 3D, pero lo cierto es que, con estas mismas características (el entretenimiento y el uso ingenioso de la técnica), los Wachowski habían sido capaces de crear productos inteligentes y audaces, que movieron las asentadas aguas de la industria. Pero con esta nueva película le apostaron al espectador que quiere ser tratado como infante, al adulto que le da pereza pensar y, también, a los niños que mascan el mismo chicle (visual) de todos los demás.

Esta progresiva infantilización continuará si los realizadores siguen con miedo de  romper ese círculo vicioso en el que la industria le da más de lo mismo al público porque es lo que más ve, y éste lo que más ve es lo que siempre le ofrecen. Los hermanos Wachowski con Matrix rompieron de cierta forma ese círculo vicioso en el cine de acción, pero luego de dos secuelas y miles de millones en ganancias se montaron, como todos los demás, en ese carrusel en el que niños y adultos dan vueltas y vueltas y el cerebro se hace cada vez más líquido y leve.

Publicado el 16 de Mayo de 2008 en el periódico El Mundo de Medellín.

FICHA TÉCNICA

Título original: Speed Racer
Dirección: Andy Wachowski y Larry Wachowski.
Guión: Andy Wachowski y Larry Wachowski; basado en la serie de dibujos animados creada por Tatsuo Yoshida.
Producción: Andy Wachowski, Larry Wachowski, Joel Silver y Grant Hill.
Música: Michael Giacchino.
Fotografía: David Tattersall.
Reparto: Emile Hirsch, Christina Ricci, Matthew Fox, Susan Sarandon, John Goodman.
USA - 2008 - 129 min.

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