O el confinamiento creativo

Oswaldo Osorio

Los curadores y críticos ya nos estábamos preparando para esa avalancha de películas caseras y sobre el confinamiento que se avecinaban. Pero no se acaba aún la pandemia y Netflix ya empezó este ciclo temático y narrativo que durará al menos dos años. Se trata de una serie de 17 cortometrajes realizados por cineastas de todo el mundo y convocados por el director Pablo Larraín.

La colección tiene una obligada variedad ante tal diversidad de estilos, miradas y orígenes: sobresale el documental, por supuesto, aunque también hay un buen número de ficciones, solo uno de corte experimental y se echa en falta la animación. Hay mucha introspección, naturalmente, observación de la cotidianidad y la rutina, y reflexiones sobre el mundo, las relaciones con las otras personas y sobre la condición humana, todo esto consecuencia de experimentar el aislamiento, el confinamiento y de ser testigos de un mundo en crisis. A continuación, la reseña de tres de los cortos.   

Viaje al final de la noche (Paolo Sorrentino)

La reina Isabel se queda atascada en el Vaticano durante la cuarentena y el corto es un largo diálogo a través de los días entre ella y el Papa. Ya este es un planteamiento singular y un poco inusitado, pero más lo es la forma como Sorrentino los representa y la clase de diálogos que crea: los personajes son interpretados por sendos souvenirs con la figura de cada uno y sus conversaciones empiezan por lo cotidiano, pasando por insólitos coqueteos, hasta sutiles reflexiones sobre la naturaleza de su labor y lo que representan. Es una historia que tiene la virtud de trivializar lo más solemne y concebir un universo posible lleno de ingenio y humor que contrasta con los aciagos tiempos a los que hace referencia.

Última llamada (Pablo Larraín)

El artífice de esta colección, el mejor director chileno de la actualidad, propone un corto simple y tremendamente cómico. Un hombre ya viejo llama al amor de su vida desde el hospicio en que se encuentra y le declara su eterna pasión por ella, insuflada por la febril emoción de final de los tiempos que le produce su edad y la pandemia. Y lo que parece una emotiva y honesta carta de amor, termina siendo el desenmascaramiento del machismo y elementalidad de la condición masculina ante la inteligencia, fortaleza y empoderamiento de las mujeres. Es prácticamente un chiste de diez minutos, pero no por eso deja de ser una pieza inteligente y cargada de connotaciones existenciales.

Penélope (Maggie Gyllenhaal)

La protagonista de Secretary (2002) y de Histeria (2011), esta vez tras la cámara, crea un sugerente y circunspecto relato sobre un hombre que sobrelleva el duelo y la soledad en una época cuando el sistema solar es atacado por un virus. Más que una historia es una situación: el diario vivir de este hombre en su casa del bosque haciendo tareas cotidianas. Pero esta rutina, eventualmente, es cruzada por acontecimientos tanto anodinos como insólitos y hasta milagrosos. Es una película que logra construir un tono con una extraña mezcla de pesadumbre y esperanza, que mantiene intrigado al espectador todo el tiempo y con un final con varias y agradables lecturas. De todos los cortos, es el que más se parece al cine de siempre.

Publicado el 20 de julio de 2020 en el periódico El Colombiano de Medellín.

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