Lo que ocultan las imágenes

Oswaldo Osorio

A cincuenta años de mayo del 68, esos días de sueños, idealismo y revolución en las calles parisinas, se instalan cada vez más en el imaginario colectivo como un símbolo de resistencia y de la glorificación del poder de la juventud que quería cambiar el mundo. No obstante,  la mirada que hace este cineasta brasileño de esos febriles días, no tiene nada de gloriosa, por el contrario, se esmera en desmontar y cuestionar cada elemento del mito y hacer unas reflexiones, tan lúcidas como desconsoladoras, sobre aquellos memorables eventos.

Los recursos que utiliza para hacer esta suerte de ensayo político es el material de archivo y una constante voz en off que se muestra reflexiva y analítica con cada imagen que pasa por la pantalla, pronunciando un texto locuaz e inquisitivo que elabora contundentes asociaciones para dejar clara su premisa, que se refiere a las distintas formas de asumir la política, la ideología y la relación con el poder por parte tanto de individuos como de colectivos de diferente procedencia social y nacionalidades.

Porque aunque le dedica mucho más tiempo al Mayo francés, también hay material de la Primavera de Praga y su sofocamiento por los soviéticos, el funeral de un estudiante en Brasil y el metraje que su madre hizo cuando viajó a la China de la Revolución cultural en 1966. Con habilidad y claridad argumentativa pasa de un país a otro, de una situación a otra, cuestionando las imágenes, los gestos, las actitudes de valentía, de miedo o de conformismo burgués.

Lo que más llama la atención de este cineasta y su película es la capacidad para leer e interpretar estas imágenes. Incluso muchas veces las congela, las retrocede y las repite para que el espectador no pase por ellas desprevenidamente, como casi siempre lo ha hecho. Así mismo, explora lo no visto o lo que hace parte del borroso fondo, como la participación de la mujer o de los inmigrantes. Con ello hace lecturas que trascienden los discursos de siempre sobre estos acontecimientos, resalta aquello en lo que muy pocos habían pensado, con lo cual ofrece una perspectiva diferente de aquel momento histórico.

El intenso ahora es una reveladora pieza, compuesta por poco más de dos horas de imágenes de archivo, que no sucumbe al idealismo o la nostalgia que casi siempre despierta este ya mítico episodio, esta época combativa y un poco delirante. Su propia madre o el célebre activista Daniel Cohn-Bendit le sirven para poner en evidencia las falacias y contradicciones de ese espíritu revolucionario que recorría el mundo por aquellos años. De manera que, finalmente, resulta una obra rica en connotaciones y con una mirada multidisciplinar, porque habla de historia, política, sociología, ideología y hasta de teoría de la imagen.

Publicado el 9 de septiembre de 2018 en el periódico El Colombiano de Medellín.     

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