El placer como enfermedad

Oswaldo Osorio

Es bien sabido que el placer sexual va más allá del simple contacto físico. Una mirada puede ser más estimulante que un desnudo frontal, y tal principio se potencia cuando se trata de gustos particulares, perversiones y filias sexuales. Este filme propone una pequeña colección de esas filias y con ellas hace una película coral, con un humor divertido e ingenioso, y hasta propone algunas reflexiones sobre el tema.

Dacrifilia, herbofilia o elifilia, esto es, excitarse con el llanto, las plantas o ciertos tejidos. Estas son algunas de esas particularidades en las preferencias sexuales que tienen los protagonistas de esta película, en la que cinco personas, con sus respectivas parejas, lidian, para bien o para mal, con estos singulares y a veces extravagantes gustos, que si bien suelen implicar un problema, también pueden ser fuente de gran placer.

La historia protagonizada por Candela Peña, por ejemplo, ilustra el amplio rango dramático que puede generar este tema, desde una mirada a lo sombrío que puede ser el matrimonio cuando falta el picante sexual o cuando uno de los dos se comporta de manera egoísta, hasta las hilarantes situaciones que desencadenan las mentiras de una mujer por hacer llorar a su esposo y con ello conseguir placer sexual.

Con una estructura narrativa que alterna cinco historias que solo tienen conexión entre sí por el tema, la película mantiene el buen ritmo de una lúcida e ingeniosa comedia, atemperada por momentos dramáticos que le dan el contrapeso reflexivo a las distintas tramas. Entonces sus historias pueden hablar de las dudas y la timidez de una pareja por aventurarse a nuevas experiencias, de la soledad de alguien que tiene un gusto demasiado específico para resolver sus necesidades afectivas y sexuales, o de los cuestionamientos éticos en el comportamiento de alguien que puede tener ciertos derechos con su pareja.

Parece una comedia ligera, y en cierta medida lo es, pero no solo es una comedia que habla de forma desenfadada de sexo, sino que, entre líneas, se aventura a reflexionar y cuestionar las convenciones sociales y culturales de lo que debe o puede ser el sexo. Sus cinco historias y el coro de personajes se toman muy en serio el asunto, que el director le haya dado un matiz jocoso, eso es otra cosa, lo cual funciona muy bien de cara al público.

Así que se trata de una buena comedia española, sobre el sexo y sus filias, y de allí saca una serie de situaciones tanto graciosas como dramáticas, y del conjunto de personajes, temas e  historias resulta una película ingeniosa y encantadora. Los créditos finales están acompañados por una juguetona canción de Pedrina y Río (Enamorada), que le queda perfecta a esta película de Paco León.

Publicado el 8 de enero de 2017 en el periódico El Colombiano de Medellín.

 

 

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